jueves, 3 de octubre de 2013
Capítulo 18. Sin Niall Horan, las directioners no podrían vivir
[Narra Cell] :
Estaba tumbada en mi cama escuchando música de mi ipod cuando de repente oí ruidos al otro lado de la puerta, pero no les di importancia y seguí escuchando música tranquilamente, intentando dormirme. Pero esos ruidos externos fueron todavía más fuertes e insistentes, y me saqué los auriculares y dejé mi ipod guardado en un cajón. Luego, me acerqué a la puerta y escuché que alguien me llamaba, pero no por mi nombre de pila, si no por uno de mis apodos, un apodo que hacía mucho tiempo que no escuchaba.
-Sé que estás ahí, pompita. -se reía una voz masculina al otro lado de la puerta. Así que me armé de valor y abrí la puerta.
-¿Louis? -no daba crédito a lo qué veía. Después de haberle dicho eso cuando me crucé con él, aún se encontraba con fuerzas para hablarme.
-Hola, pompita. -me saludó y luego entró en mi habitación.
-Louis, no me llames así. -me irrité.
-¿Por qué? -me preguntó sentándose en la cama. -Es tu apodo, ¿no?
-Sí, pero así sólo me llaman...
-Tus padres. Lo sé. -me sonrió.
-¿Cómo...? -estaba realmente desconcertada y mis pulsaciones iban a mil por hora.
-No preguntes nada, solamente te digo que lo sé.
-¿Quién te lo ha dicho, que me lo cargo ahora mismo? -le miré fijamente apretando los puños.
-Eso no importa. -dijo desentendiéndose del tema. -Lo importante es si estás bien, ¿lo estás?
-Sí, ¿por qué no iba a estarlo?
-Bueno, porque el otro día tuviste una reacción muy extraña conmigo y quería saber qué te ocurre. -se interesó por mí.
-Estoy bien. -le contesté tímidamente. -Ahora puedes irte, que tú tendrás otras cosas que hacer y yo también.
-Celia. -me miró fijamente. -No finjas.
-¿Qué? No finjo.
-Ya, claro. -resopló. -Bueno, he venido a pasar el tiempo contigo y resulta que tú tienes otros planes. Como quieras, ya me voy, pero si necesitas algo, cualquier cosa, ya sabes dónde estoy. -y asentí, y luego bajé la cabeza. -Adiós, Celia. -me dijo levantándose y dirigiéndose hacia la puerta, y una vez fuera, él cerró la puerta y me dejó a mí dentro con la incertidumbre de qué debía hacer.
[Narra Lizzie] :
Estaba charlando en la cafetería del hotel con Belén y Zayn, aunque yo no intervenía en la conversación porque ellos no paraban de discutir sobre quién cantaba mejor de One Direction.
-Bueno, dejémoslo en que todos cantáis bien. -dijo finalmente Belén sonriéndole.
-¡Ay, gracias, amor! -la besó en la frente y luego le revolvió el pelo.
-¡Qué empalagosos! -solté de repente, y entonces ambos se abrazaron y se besaron más todavía. -Bueno, como aquí no se puede mantener una conversación normal, me voy a otra parte.
-No, Lizz. -me suplicó Belén.
-Voy a dar un paseo para que me dé el aire. -me levanté de la silla.
-Te acompaño. -y vi a aparecer una dulce sonrisa de oreja a oreja y unos ojos azules claros, los mismos que miraba embelesada el otro día y que no podía sacármelos de la cabeza.
-¡Niall! -me alegré de verlo. -¿Qué haces aquí?
-Pues he venido con los chicos y estamos todos en casa de Louis.
-¿Y no estaréis muy apretados? -dijo Belén.
-Un poco sí. -le contestó Zayn.
-Pues cogeros una habitación en el hotel y así estáis con nosotras.
-Y así estoy contigo. -concretó Zayn mirándola.
-Ya empiezan.
-¿Qué pasa?
-Cuando se miran así, tienes que correr si no quieres ver esa escena tan personal e íntima. -le dije y luego eché a correr.
-¡Lizz, espera! -me llamó Niall. -Adiós, chicos. -se despidió y luego vino corriendo detrás de mí.
Cinco minutos más tarde...
-Pensaba que no pararías. -dijo exhausto Niall y sentándose en un banco.
-Puedo seguir corriendo, ¿eh?
-No, déjalo ya.
-¿Por qué? Así hacemos ejercicio. -le dije moviéndome con agilidad.
-Lizzie, no puedo más. -inspiró y espiró aire de sus pulmones.
-De acuerdo. -me senté a su lado. -¿Qué tal vas? -le pasé mi brazo derecho por su espalda y le di unos pequeños golpecitos.
-Podía estar mejor, pero no; he tenido que correr casi dos kilómetros aproximadamente detrás de mi amiga que no se detenía en ningún momento. -paró un instante de hablar y continuó: -¡Ay, qué me va a dar algo!
-Tranquilo. -lo calmé y le sonreí.
-Si me muero quiero que sepas que esto es por tu culpa. -y me reí. -No te rías, que es verdad. Si las directioners se quedan sin Niall Horan ya verás qué mal lo va a pasar el mundo entero.
-No será para tanto. -ironicé. -¡Venga, te echo una carrera para volver!
-¡¡¡Lizzie!!! -me gritó, ya que yo ya me había alejado bastante, y él, con lo débil que estaba, fue caminando hasta el hotel.
Cinco minutos más tarde...
-Te gané. -dije alzando los brazos y sonriéndole triunfante.
-Ya te vale. Ésta me la pagarás. -se acercó lentamente hasta mí y me lanzó una mirada amenazante, y yo me reí. Entramos en el hotel, y los vimos a todos juntos charlando muy animadamente, pero decidí ir a cambiarme de ropa, ya que había sudado mucho. -¿No vienes?
-No, ahora mismo no. Subo un momento a la habitación para ducharme y cambiarme de ropa.
-No te hace falta.
-Pero, ¿tú has visto cómo voy? -le señalé mi ropa.
-¡Preciosa! -me miró de arriba abajo, y me sonrojé ante ese comentario.
-¡No, qué va! -seguía aún ruborizada. -Ahora bajo. -me dirigí hacia el ascensor.
-¡Lizz!
-¿Qué? -me giré de inmediato, y él me hizo un gesto con los dedos que indicaban que me estaba vigilando. -¡Anda, Niall! Si al final te lo has pasado bien... -y acto seguido me reí. Él me miró alzando una ceja y negando con la cabeza. -No lo niegues. Conmigo nadie lo pasa mal. -y él me guiñó un ojo. -Chao. -y entré en el ascensor y perdí de vista esa cabecita rubia porque se cerraron las puertas.
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Muchas gracias. Por gente como tú es porque seguimos escribiendo.
ResponderEliminarCuando podamos subimos. XX