[Narra Cell] :
Estaba a unos escasos centímetros de mí, casi me rozaba el brazo y eso hacía que me estremeciese.
-¿Qué es lo que quieres, Louis? -me mostré perseverante con él.
-¿Es que acaso no puedo contemplar a una gran chica española? -me guiñó un ojo. Entonces, yo no pude evitar reírme. -¿De qué te ríes? Es verdad lo que te estoy diciendo.
-Vamos, Tomlinson, no me hagas reír. -le solté una sonrisa irónica.
-¡Vaya! Ahora me llamas por el apellido, ¿eh? -y asentí. -Me gusta, pero para compensar me has de decir el tuyo o algún mote...
-No quiero decírtelo. -me alejé de él. -No tengo tiempo para tonterías.
-¡Celia! -me llamó. -¿Se puede saber lo qué te he hecho?
-No me has hecho nada, de verdad. ¡Adiós, Louis! -me di la vuelta y me escabullí entre la multitud. Él me siguió llamando pero cinco minutos después se cansó de hacerlo.
[Narra Lizzie] :
Estaba en el hall del hotel conectada al Wifi, y de paso veía las noticias importantes y mensajes de twitter. De repente, me llegó un mensaje directo de Niall Horan.
Hola. Sé que estáis en Doncaster, me lo ha dicho un pajarito. ¿Te apetecería venir a dar un paseo y así tomamos un café? Chao. XX.
Lo leí y lo releí como unas seiscientas veces, hasta que por fin me digné a contestarle.
Claro, Niall. Tú dime la hora y el lugar. Chao. XX.
Después de enviarle ese mensaje, Gema apareció en el hall con una camiseta larga que le tapaba sus manos y se la veía desanimada.
-¡Hey! ¿Qué te pasa, Gema? -me preocupé por ella, y me levanté del sillón para darle un abrazo.
-Nada, sólo que necesito dormir. -me dijo correspondiéndome al abrazo.
-Pero, ¿cuánto has dormido?
-No lo sé, no importa.
-Sí que importa. Dímelo. -insistí.
-Pues tal vez desde que hemos llegado y antes de llegar, en Londres, me pasé como tres días en la cama. Pero estoy bien, no te preocupes.
-No, Gema, tú no estás bien. -le dije. -Ahora mismo nos vamos a arreglar y tú te vienes a dar un paseo, te vendrá bien, ya lo verás. -la animé. -Y no estaremos solas. -alcé una ceja.
-No, Lizzie. -negó con la cabeza rotundamente. -Si me has montado una cita a ciegas con él, no pienso aceptarla. No voy a ir.
-¡Qué no, tonta! -me reí. -No vamos a ir con él, sino con Niall. Me acaba de mandar un mensaje para quedar y he aceptado.
-Pero él quiere quedar sólo contigo, y yo soy un estorbo.
-Tú no eres ningún estorbo. Eres la persona más dulce que he conocido jamás, y no quiero que cambies. Así que vamos a vestirnos, que Niall nos espera.
-Pero a mí no me espera, y no le va a parecer bien.
-¿Qué dices? ¡Claro que sí! Somos sus amigas, y además si tiene más compañía mejor, ¿no? -ella tenía la mirada clavada en el suelo. -Gema, te vendrá bien salir y olvidarte por un momento de él. -le levanté la barbilla y aceptó poco convencida mi invitación. Subimos hacia la habitación para arreglarnos y maquillarnos, y un cuarto de hora después ya estábamos preparadas. Justo en ese momento recibí un mensaje de Niall diciéndome el lugar en el que quedábamos y que a él le venía bien en ese instante.
Lizzie
Gema
Así que salimos de la habitación y bajamos en el ascensor hasta el hall. Allí nos encontramos con Belén e Irene, que estaban charlando y tomándose algo en la cafetería del hotel.
-¿A dónde vais? -nos preguntó Irene mirándonos de arriba abajo. Ambas se pusieron con los brazos en jarra como si fueran a echarnos una bronca.
-Pues hemos quedado con Niall. -le contesté yo porque Gema seguía todavía indecisa.
-¿Y sólo os ha invitado a vosotras? -nos dijo esta vez Belén.
-No, en realidad la ha invitado a ella. -murmuró Gema, cabizbaja. Ellas nos miraban con cierto asombro, ya que no entendían nada.
-¡Chicas! Ya os lo contaremos cuando volvamos. Ahora nos tenemos que ir. ¡Chao! -me despedí de ellas.
-Adiós. -susurró Gema. Nos alejamos de ellas y salimos del hotel. Fuimos caminando hasta el lugar dónde había quedado con Niall, él todavía no sabía que venía Gema, espero que no se lo tomase mal.
[Narra Cell] :
Intenté esquivar a Louis yendo por las calles más estrechas, oscuras e inhóspitas. Lo conseguí, y después de dar tantas vueltas decidí volver al hotel para estar con las chicas. Tardé mucho más en volver que a la ida, pero cuando entré en el hall las vi muy animadas y riéndose. No quería estropearles ese momento y pasé de largo.
-¡Cell! -me llamó Irene. -Ven. -y entonces me giré y me di cuenta que estaban preocupadas por mí. Irene se acercó hasta mí. -¿Estás bien? -yo seguía pensando en la conversación que mantuve con Louis. -¿Te ocurre algo? Te noto rara y un poco ausente.
-Cell, ven a sentarte con nosotras y nos lo cuentas. -me dijo Belén desde lejos. Pensaba que no oía lo qué me decía Irene, pero por lo visto sí. Así que le pasé mi brazo derecho por encima de los hombros de Irene y fuimos hacia dónde estaba Belén sentada. Nos sentamos y les conté la conversación tan extraña que tuve con Louis. Ellas me intentaron animar cambiando de tema, e incluso cotilleaban sobre los famosos, sobre esas personas que no tuvieran nada que ver con One Direction.
[Narra Lizzie] :
Gema y yo llegamos hacia la parada de metro que me había dicho Niall, pero no lo veía por ninguna parte.
-A lo mejor se ha olvidado. -me dijo Gema.
-Ya, bueno... -suspiré. -Si no viene en cinco minutos, nos vamos a dar un paseo tú y yo, ¿qué te parece?
-Bien, pero seguro que aparece. A ti nadie te da plantón.
-No te creas. -le comenté. -A todos nos puede pasar eso alguna vez o varias en la vida.
-A mí nunca me ha pasado. -y nos reímos.
Media hora después...
-Lizz. -me dijo Gema. -Voy a buscar algo de beber y de comer a ese súper, ¿vale? -me dijo señalándome el supermercado de enfrente.
-Vale, pero no tardes.
-Descuida.
Gema se marchó y yo me quedé allí sentada, en un banco cercano a esa parada de metro. De repente, noté el calor de unas delicadas manos que me tapaban los ojos.
-¿Quién soy? -una voz me susurró en el oído. Entonces supe quién era.
-El más tardón del mundo.
-Disculpe, señorita. -me destapó los ojos. -Pero no he podido llegar antes.
-Tranquilo. -me di la vuelta.
-¿Qué tal?
-Bien, ¿y tú?
-Bien. -afirmó seguro. -¿Nos vamos?
-Sí, pero antes espera un momento.
-¿Por qué?
-Espero que no te parezca mal, pero le he comentado a Gema que había quedado contigo, y ella no se encuentra muy bien, y para animarla la he invitado a venir, y ha aceptado. ¿Te parece bien? -le comenté con sinceridad.
-¡Claro! -asintió. -¿Por qué no me va a parecer bien? -me dijo irónico.
-Gracias.
-¿Por qué?
-Por dejar que venga. Además así se olvida un poco de sus problemas, que lo está pasando muy mal.
-Ah, bueno... Como todos.
-¿Qué quieres decir con eso? -le pregunté, pero Gema ya había vuelto con las bolsas en las manos.
-Déjame que te ayude, Gema. -se ofreció Niall y le cogió un par de bolsas, casi todas las que llevaba.
-Gracias, Niall. -se sonrojó.
-No hay de que. -le sonrió.
Niall y Gema iban delante hablando del tiempo que hacía y yo me mantenía al margen, detrás de ellos, con el móvil en la mano y leyendo algunos tweets.
Una hora después...
-¡Chicos! -nos dijo Gema, después de haber tomado un café con nosotros en un bar. -Tengo que irme. -se levantó y cogió su bolso. -No quiero cortaros el rollo, porque habíais quedado solamente los dos, y además quiero descansar.
-Pero, Gema...
-No te preocupes, Lizz. -me dio un fugaz beso en la mejilla. -Me voy al hotel. Pasadlo bien.
-¡Gema! -la llamó Niall. -Después os llevo al hotel, tengo el coche aquí al lado, y no me importa llevaros.
-De verdad, Niall, que no quiero. Además, me vendrá bien despejarme un poco y caminar, lo necesito. Gracias de todos modos. -dijo alejándose de nosotros y saliendo de esa cafetería.
-¡Qué pena que se haya ido! Lo estábamos pasando tan bien... -soltó Niall de repente.
-Ya, pues creo que yo también voy a irme.
-¡Vamos, Lizzie! Tú no. No me hagas esto.
-¿Hacerte el qué? -le miré atónita.
-¿Es que te aburres conmigo?
-¡Oh, no! No me aburro.
-Pues lo parece.
-No es eso.
-Entonces, ¿qué es?
-Nada. Olvídalo.
-No lo voy a olvidar. En eso soy muy terco y tozudo.
-Yo también lo soy.
-Bueno, ¿me lo vas a decir o no? No tengo todo el día.
-Déjalo, Niall. Voy a pagar esto y me voy.
-Ya está pagado.
-¿Qué?
-Lo he pagado mientras ibais al baño, soy inteligente. -y al decir "soy inteligente" esbozó una gran sonrisa y luego se rió.
-Bueno, pues gracias.
-No hay de que. -me sonrió. -Venga, Lizzie, antes de que te vayas, dímelo, quiero saberlo.
-Pues... ¿Recuerdas que te he dicho que Gema no estaba en su mejor momento?
-Ha sido hace una hora, tampoco me olvido de hechos recientes.
-Pues, tú me has dicho que todos estáis pasando un mal momento, y te pregunté qué querías decir con eso, y no he recibido respuesta alguna. ¿Por que? ¿Por qué eludes contestarme a eso? -me puse realmente insistente.
-Lizzie, no lo evito.
-Ya, sí, claro. -resoplé.
-¿Me vas a dejar a hablar?
-Continua.
-De acuerdo. -afirmó y prosiguió: -No te contesté porque Gema venía hacia nosotros y no quería que se enterase y que se entristecería, ¿lo entiendes ahora?
-Pero, ¿por qué se va a entristecer? No lo comprendo.
-Porque Liam lo está pasando también muy mal.
-Entonces eso es un buen motivo, y ella tiene que saberlo. Tiene que saber ahora mismo que a él le gusta.
-¡Eh, para el carro, señorita! -me frenó. -Ellos han de decidirlo, no nosotros. No podemos hacer que se junten y que se enamoren. No podemos.
-Pero podemos facilitarles las cosas.
-¿Qué quieres decir?
-Vamos a reunirlos en una cita a ciegas. -le planteé mi idea.
-No sé... -me respondió con gran incertidumbre.
-Venga, Niall, ayúdame. -le pedí. -Y si no sale bien, pues lo dejamos y que sean ellos mismos los que arreglen las cosas. -Estuvo callado durante cinco minutos hasta que por fin volvió a hablar.
-De acuerdo. -asintió. -Acepto. -y me emocioné y le di un efusivo abrazo. -¡Vaya, Lizzie! ¡Qué contenta te veo!
-A partir de ahora, puedes llamarme Lizz, como mis amigas. Pero sólo si tú quieres... -le sonreí.
-Ok, Lizz. -me sonrió. -¿Me permites que te acompañe al hotel?
-¡Qué caballeroso! -y me hizo una reverencia, y me reí. -¡Claro!
Cuando llegamos a su coche, él me abrió la puerta del copiloto como un buen caballero y luego se subió él. Arrancó el coche y en ese instante comenzó a sonar Chasing Cars, de Snow Patrol, en la radio. Él empezó a tararear la canción y yo hacía ligeros movimientos, y cuando él no se daba cuenta le miraba embelesada.
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