Capítulo 2

[Narra Lizzie] :

Una vez nos instalamos en la casa de Irene, bajé al salón dónde estaban las demás y estaban charlando tranquilamente. Hacía mucho tiempo que no estábamos todas juntas y echaba de menos esos momentos, pero por fin había llegado el momento, había llegado el gran verano junto a mis cuatro mejores amigas.
-Bueno, ¿y qué tal os han ido las notas? -preguntó Irene.
-Bien. -afirmó Cell, y Gema tímidamente afirmó que había aprobado todo.
-¿Y tú, Belén? -se refirió Irene a Belén.
-Pues, a ver... He aprobado todo con notables, excepto una que me quedó un cuatro, pero vamos...que la recupero, ¿eh? -explicó Belén.
-¿Y tú, Irene? -le preguntó Cell.
-Me ha ido genial. Eso de cambiarme de instituto me ha ido genial porque ahora saco sobresalientes. -dijo contenta.
-Me alegro mucho por ti, pero te echamos de menos en España. -musité.
-Y yo a vosotras. -nos sonrió. -Bueno, ¿qué hacemos? Que acabáis de venir y no quiero ponerme a llorar. Vamos a pasarlo bien. -dijo enérgica.
-Claro. -asintió Belén.

[Narra Cell] :

Después de estar un rato hablando de cómo nos habían ido las notas, decidimos ver una de nuestras películas favoritas, una romántica. Antes, cuando Irene estaba en España, quedábamos para ver películas de amor todas juntas y nos lo pasábamos muy bien. Nos pusimos a ver El diario de Noa, aunque Irene siempre se emocionaba en las escenas más emotivas.
-Irene, tú nunca cambias, ¿eh? -le dije.
-¿Y acaso quieres que lo haga? -me preguntó risueña.
-No, no lo hagas. No cambies nunca, que la Irene que se hizo nuestra amiga era así, y como cambies por algo o por alguien te matamos, ¿eh? -la amenacé.
-Vale, vale. -se rió.

[Narra Gema] :

Cuando acabó la película, subimos todas a nuestra habitación, pero como no había habitaciones individuales, tuvimos que compartirlas. Cell compartía habitación con Irene y Lizzie, y yo con Belén. Prefería dormir todas juntas, pero no había camas suficientes en la habitación de Irene, que es dónde iban a dormir Cell, Lizzie e Irene.
-¿Estás bien, Gema? -se preocupó Belén.
-Sí, ¿por qué lo dices?
-Porque no has hablado mucho desde que hemos llegado.
-Ah, bueno...ya. Es que ya sabes cómo soy. -me disculpé.
-Sí, lo sé. Y ellas también lo saben y estamos preocupadas. ¿Te pasa algo?
-No me pasa nada, de verdad. Estaros tranquilas. -la tranquilicé.
-De acuerdo, pero si quieres hablar ya sabes que puedes contármelo cuando quieras, ¿eh? -me dijo.
-No me pasa nada, Belén, sólo que estar aquí con vosotras era mi sueño, y ahora por fin se ha cumplido. Es una experiencia inolvidable y no me creo que sea real.
-Pues creételo, que no estás soñando. -dijo alegremente Belén sin pensar en las cosas que les deparaban en el futuro.